Vacunas
Protege a tu gato de enfermedades
El destete se produce entre las 8 y 14 semanas de vida de los gatitos y es entonces cuando se debe poner la primera dosis de vacunación. Después de la primera dosis hay que esperar de 3 a 4 semanas para poner la siguiente dosis, hacerlo antes afecta negativamente al sistema inmunológico en lugar de estimularlo.
Las vacunas que se inyectan después de los 6 meses de vida, cuando el sistema inmunológico del gato madura totalmente, producen inmunidad frente a la enfermedad, siendo bueno para la vida de tu gato. Si otra vacuna similar se inyecta un año después, los anticuerpos de la primera vacuna neutralizan los antígenos de esta segunda dosis, la cual no haría ningún efecto. La revacunación anual no sólo es innecesaria, sino que es además un potencial riesgo de reacciones alérgicas e incluso de contraer una anemia hemolítica inmunomediada. Después de los 6 meses, generalmente cuando el gatito tenga un año de vida, se le proporciona una segunda dosis de vacuna que le proporcionará inmunidad para el resto de su vida. Revacunar a tu gato puede convertirse en el futuro en un grave riesgo para su salud.
Sin embargo podemos encontrarnos algunos veterinarios que llevados de un mero interés económico nos recomienden todo tipo de vacunaciones sin argumentar lógicamente una razón, es por este motivo que debemos buscar un buen profesional que se preocupe prioritariamente por la salud de nuestro pequeño amigo.
Las vacunas disponibles que hay en la actualidad son:
- Rinotraqueitis felina (Herpesvirus tipo I)
- Panleucopenia felina (Parvovirus)
- Coriza felina (Calcivirus)
- Leucemia felina (Retrovirus)
- Peritonitis infecciosa felina (Coronavirus)
- Clamidiasis
- Rabia
- Bordetelosis felina
- Dermatofitosis (tiña)
- Giardiasis
La trivalente felina es la única vacuna que es imprescindible en todos los gatos al margen del tipo de vida que lleven, protege contra la rinotraqueitis felina, el calcivirus y la panleucopenia felina.
La vacuna de la rabia es otra vacuna de las que son denominadas esenciales, porque además de poder transmitirse a los humanos, ofrece protección contra una enfermedad muy contagiosa y peligrosa para el gato, superando su beneficio al riesgo de sus efectos secundarios, sin embargo, en España su obligatoriedad depende de cada comunidad autónoma. En la península ibérica está casi erradicada pero en el norte de África y el continente americano no.
El resto se consideran vacunas no esenciales por estar asociadas con mayor frecuencia a efectos secundarios indeseables, como la vacuna de la clamidiosis, o porque su nivel de protección no está bien documentado, como las vacunas de la peritonitis infecciosa felina (PIF), la bordetelosis, la giardiasis o la dermatofitosis. La decisión sobre la administración de las vacunas no esenciales dependerá fundamentalmente del ambiente en el que el gato viva y la probabilidad que tenga de estar expuesto a estas enfermedades.
En el caso de que el gato vaya a salir al exterior y a estar en contacto con otros gatos es muy recomendable, dada la gravedad de la enfermedad y su falta de tratamiento, también administrar la vacuna de la leucemia felina, aunque sea una vacuna del grupo de las no esenciales. Esta vacuna también se administra a veces con la trivalente felina recibiendo el nombre de tetravalente felina. Antes de hacerlo hay que realizar unas pruebas para determinar si el gato es portador o no del virus y se suele aprovechar la prueba para analizar otro virus de gravedad comparable al de la leucemia, el de la inmunodeficiencia felina (VIF).
El calendario de vacunación lo estipula el veterinario pero como orientación será similar a este.
- 2 meses: primera dosis de la vacuna trivalente
- 3 meses: segunda dosis de la vacuna trivalente
- Después de las 12 semanas y en función de la legislación vigente: vacunación contra la rabia e identificación
- 4 meses: primera dosis de la vacuna contra la leucemia felina
- 5 meses: segunda dosis de la vacuna contra la leucemia felina
Revacunación al año
Mientras los gatitos están siendo amamantados por su mamá estos están recibiendo anticuerpos a través de la leche que toman teniendo por tanto una protección natural que no hace necesaria ningún tipo de vacunación. De hecho jamás se debe vacunar a un gatito antes de su destete porque la leche materna podría neutralizar la vacuna e incluso hacerla inactiva, ya que solo un 38% de su efectividad sería válida.